
La historia del Rastrojero es un hito en la historia de la industria nacional. Símbolo de la Argentina peronista, el vehículo formó parte de un proyecto político y de un modelo de país en el que la industria cumplía un rol trascendente.
El Iame, posteriormente denominado IME (Industrias Mecánicas del Estado), produjo, en sus casi 30 años de existencia, un total de 150.000 unidades de los diferentes modelos de Rastrojero y llegó a emplear a unos 10.000 trabajadores.
Esta empresa estatal sufrió como tantas otras los vaivenes de la política Argentina, con los intentos de paralizar su producción en el 55 con el golpe de Estado de la llamada Revolución Libertadora y del gobierno de facto de Onganía en el 66, hasta el cierre definitivo de la fábrica en 1980 por orden del entonces ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, como parte de un proceso de desindustrialización y apertura económica.